EXTRANJERA XXVII
Dime tú, piedra, qué quedará de nosotros
de este rostro azotado por el viento
de aquel corazón entristecido que me busca
de aquellos ojos que son la luz y la tormenta.
Tiempo de abundancia y de agonía
protege los errantes pasos
de aquella extranjera peregrina de los mares
de aquella sombra indefinida que se forma a mi costado.
Seguramente nos verán pasar por un puente de París
Cruzar un oscuro parque de Merlín
Huir de una ciudad como Madrid.
Tú, bella extranjera, más allá de las fronteras que se forman
espérame, allá, donde siempre ha de brillar el sol.
Derechos de Autor /22/2/03/
EGM España Andalucia
Dime tú, piedra, qué quedará de nosotros
de este rostro azotado por el viento
de aquel corazón entristecido que me busca
de aquellos ojos que son la luz y la tormenta.
Tiempo de abundancia y de agonía
protege los errantes pasos
de aquella extranjera peregrina de los mares
de aquella sombra indefinida que se forma a mi costado.
Seguramente nos verán pasar por un puente de París
Cruzar un oscuro parque de Merlín
Huir de una ciudad como Madrid.
Tú, bella extranjera, más allá de las fronteras que se forman
espérame, allá, donde siempre ha de brillar el sol.
Derechos de Autor /22/2/03/
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